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La primavera en el viñedo

Nuevos aromas que vienen acompañados de nueva vida. También en nuestro viñedo, que a una temperatura por encima de los 10 º durante el día y la noche, comienza a despertar para avanzar en el nuevo ciclo vegetativo e ir desplegando todo su esplendor. Una época en la que las labores de viticultura se encaminan a preparar el viñedo en el avance del nuevo ciclo.

Con la brotación, comienza la poda en verde

Tras finalizar las labores de poda invernal durante el mes de marzo y dejando atrás el reposo de la planta, el viñedo comenzó entonces a tornar sus tonos marrones, propios del invierno, para introducir los verdes con el desarrollo de los primeros brotes. Concretamente, en nuestro caso, los del chardonnay, siempre los más tempranos. Nuevos brotes o pámpanos que crecerán en los siguientes meses hasta convertirse en hojas.

A finales de abril, con los primeros botones florales (los futuros granos de uva) ya separados y perfectamente visibles, se inician las labores de poda en verde. Como hemos explicado en otras ocasiones, se trata de una labor de vital importancia para el viñedo ya que, además de mejorar y controlar el rendimiento del viñedo, ayuda en el resto de labores de viticultura que se llevarán a cabo el resto del año. 

Ante el incremento de las lluvias, labores preventivas

Durante los meses de primavera, el Somontano vive épocas de intensas lluvias, que ejercen un doble efecto sobre el viñedo. Por un lado, si bien son muy positivas para el riego de las nuevas plantaciones, por otro, se debe extremar la precaución en la aparición de enfermedades relacionadas con un exceso de humedad, como es el caso del mildiu, por ejemplo. Por ello, las labores preventivas son cruciales. En el marco de una viticultura sostenible, se trabaja en el viñedo con el objetivo de garantizar la salud de la cepa y los racimos. Además, durante estos meses mantenemos los trabajos de mantenimiento del suelo vitícola. Por ejemplo, eliminamos las malas hierbas del viñedo, una labor que requiere un gran esfuerzo y que resulta vital, ya que estas hierbas compiten con las cepas por los recursos de agua y minerales, al tiempo que pueden actuar como transmisoras de enfermedades. No obstante, las hierbas deseadas, llamada cubierta vegetal, se mantienen, ya que tienen funciones positivas también.

Ya a mediados de mayo, en la última etapa de la primavera y con el inicio de la floración en el viñedo, continúan las labores de prevención. Y es que, estas flores blancas, de apenas 2 o 3 milímetros, también son muy sensibles a las plagas de insectos y enfermedades provocados por los hongos. Garantizar un correcto estado sanitario de las flores es necesario para garantizar la posterior calidad de la uva, ya que, tras la floración, llegará el cuajado, momento en el que las flores polinizadas se convertirán en fruto.

Meses cruciales los de la primavera y una de las épocas del año más bonitas para el viñedo debido al cambio de colores y al renacimiento de nuevos aromas que anuncian la llegada del buen tiempo, el sol, la luz y la nueva vida al Somontano de Barbastro.

Publicado el 28 Abr 2020
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