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¿Cómo afecta el cambio climático al viñedo?
Y es que la climatología marca la personalidad del vino. La lluvia, el sol, la humedad del entorno o las temperaturas van definiendo el ciclo vegetativo del viñedo, marcando la cantidad de uva producida, así como su calidad. En este sentido, cada vez es más habitual escuchar cómo un posible cambio climático está provocando alteraciones en la agricultura y, concretamente, en el viñedo. De forma general, el sector habla de que se ha experimentado un aumento de las temperaturas y un descenso de las precipitaciones. Por ello, se siguen investigando sus posibles causas y efectos.
Por nuestra parte, el departamento de viticultura de Bodega LAUS viene haciendo seguimiento de los datos meteorológicos registrados en Barbastro (Huesca), lugar donde se encuentran nuestros viñedos, en los últimos 15 años. De este modo, si bien no pueden extraerse conclusiones definitivas respecto a un cambio climático, los resultados de los datos analizados sí nos confirman un aumento generalizado de las temperaturas en los últimos años, concretamente, de un grado.
Además de una tendencia al aza en las temperaturas máximas diarias, se vienen viviendo más olas de calor, que en el viñedo se contrarrestan con riegos de apoyo, que permiten evitar una deshidratación excesiva de las cepas. Asimismo, podemos decir que también las olas de frío descienden, como consecuencia del incremento de las temperaturas mínimas, con ligera tendencia a subir.
En este sentido, las temperaturas son claves en la maduración de la uva y, a su vez, en la posterior graduación alcohólica de los vinos. Y es que la graduación depende de la concentración de azúcar presente en las uvas y, esta a su vez, de su grado de maduración, que vendrá determinado por los diferentes factores climáticos. En general, cuanto mayor sea la madurez de la uva, más alta será su concentración en azúcares. En nuestro caso, no se ha producido un aumento de la graduación alcohólica en los vinos blancos, ya que buscamos ajustar la fecha de vendimia para evitar sobremaduraciones. Sin embargo, sí se ha experimentado en los tintos, especialmente en las variedades más tardías. Así, conseguimos maduraciones fenólicas más completas y ello se traduce en una mayor intensidad de color, menor intensidad de notas herbáceas en el aroma (pirazinas) y elevada estructura en boca (taninos).
No obstante, en esta zona no parece que se cumpla un descenso en la frecuencia de las precipitaciones, como parece observarse en la generalidad, sino que esta frecuencia se mantiene; si bien, cuando llueve, se ha experimentado un aumento de la cantidad de lluvia. Para paliar sus efectos, usamos cubierta vegetal en las parcelas con más pendiente, para prevenir la erosión del suelo. Asimismo, se observa una ligera tendencia al aumento de las lluvias invernales, que ayuda a las brotaciones y a las nuevas plantaciones, generando un adecuado nivel de humedad en el suelo.
En cualquier caso, no podemos hablar de un adelanto o retraso claro en las fechas de vendimia, que se mantienen, en nuestro caso, sin muchas oscilaciones a final del mes de agosto, así como tampoco podemos hablar de una variabilidad en el rendimiento productivo.
Asimismo, desde el departamento de viticultura se adaptan las formas de trabajo a las nuevas condiciones. ¿Cómo? Se hace uso habitual de los riegos de apoyo, se busca cultivar en parcelas de mayor altitud, plantar más superficie de variedades tardías, ajustar la fecha de vendimia al estado óptimo de madurez, vendimiando a las horas más frescas del día…
Todo ello nos permite obtener vinos de calidad capaces de mostrar la más pura esencia de esta tierra, ensalzando los Aromas del Somontano. Si todavía no has venido a conocernos, te invitamos a que vengas a descubrir los secretos de esta tierra y sus increíbles paisajes naturales, a través de nuestras visitas guiadas.