La floración y el cuajado del viñedo

Actualmente, nos encontramos a las puertas del verano, una etapa en la que el viñedo está en constante cambio y desarrollo, avanzando en su ciclo vegetativo a pasos agigantados. Completada la etapa de brotación en primavera, le seguirán la floración, el cuajado, el envero y la maduración, para posteriormente llegar el momento tan esperado del ciclo: la vendimia. Todos ellos son periodos muy delicados en los que los viticultores deben estar constantemente cuidando las parcelas, además de muy vigilantes con el tiempo. Y es que, olas de calor como las que estamos viviendo en este mes de junio, adelantan el ciclo y pueden hacer peligrar la añada. Te contamos cómo están siendo la floración, el cuajado y el envero este año, que avanzan rápidamente con la intensidad del calor.

La floración y el cuajado del viñedo tienen lugar a final de la primavera en el Somontano

Normalmente, la floración tiene lugar en el Somontano entre mayo y junio, con una duración de unas tres semanas. La floración es una de las etapas más importantes debido a que esas flores, muy pequeñas y poco vistosas, serán las que después darán forma a los granos de las uvas. En esta parte del ciclo es necesario que la viña esté tranquila, no debería exponerse a mucho calor, ni a muchas precipitaciones o viento para que florezca adecuadamente.

En este proceso, el viñedo nos irá indicando la cosecha que obtendremos, además nos dará pistas sobre el comienzo de la misma. Generalmente, una floración tardía, nos avisa de una vendimia tardía. Y aquí el clima es uno de los factores más determinantes para marcar el inicio y desarrollo de todo el ciclo, por lo que puede afectar poderosamente en los tiempos de este.

Así, una vez la flor ha sido polinizada, se producirá la transformación de la flor en fruto, lo que se denomina cuajado. El cuajado suele darse entre 10 y 12 días después de la polinización. En esta fase ya se puede observar a la perfección las uvas que comienzan a crecer. Las bayas van adquiriendo forma y volumen, para avanzar en su desarrollo y maduración en las semanas previas a la vendimia. Es importante tener en cuenta que no todas las flores de la planta cambiarán su ropaje floral por el frutal, sino que únicamente lo harán las flores polinizadas y, aquellas que no lo están, acabarán desapareciendo.

El clima afecta directamente a los tiempos del ciclo vegetativo, adelantando y retrasando las diferentes partes del proceso

Durante estas semanas, la viña requiere el máximo de atención, ya que  los granos recién cuajados son muy sensibles a los hongos. Además, los racimos necesitan un buen desarrollo de luz y aire, por lo que las condiciones idóneas para la perfecta etapa de cuajado son un tiempo seco y soleado, acompañado de temperaturas suaves. De lo contrario, las temperaturas frías podrían incluso detener el cuajado.

Y es que el clima es determinante en todas las fases del ciclo vegetativo. Por eso, las olas de calor experimentadas este año durante el inicio de junio han provocado un adelanto de unos 15 días en el viñedo, anticipando la floración y el cuajado, y situándonos a la entrada del verano ya en la etapa del envero, momento de la maduración en la que la uva cambiará sus colores y comenzará a almacenar azúcares, y que normalmente tiene lugar en el mes de julio.

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