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Cómo catar un vino correctamente y en tres simples pasos
Según la RAE, catar es ‘probar, gustar algo para examinar su sabor o sazón’. Y cuando probamos algo, siempre recurrimos a nuestros cinco sentidos: lo observamos, lo olemos, lo tocamos, escuchamos los sonidos que produce y lo probamos, con el fin de descubrir lo que se presenta ante nosotros. Es el mismo procedimiento que seguiremos para hacer una cata de un vino. El truco es utilizar nuestros sentidos de un modo eficaz para extraer todos los aromas y sensaciones que el vino es capaz de transmitir. ¡Toma nota de estos sencillos pasos!
Primer paso, fase visual
La cata comienza con el vino en la copa. Observando sus colores y su comportamiento podemos extraer mucha información: su concentración, su crianza… Para hacerlo del modo que puedas apreciarlo mejor, te recomendamos hacerlo sobre un fondo blanco, inclinando un poquito la copa, de manera que puedas ver el vino sobre el blanco, para encontrar mejor sus colores.
Y toma nota: en los tintos, cuanto más violáceos y azules sean los colores del vino, más joven será. Por el contrario, los vinos más maduros tienden a tonos teja y granate. Por otro lado, cuando hablamos de blancos, reconocerás que los más jóvenes presentan tonos más pálidos, mientras que los blancos con crianza tienden a tonos más dorados.
Importante, apreciar los aromas del vino a través del olfato
Esta es una de las fases que más nos gustan. Oler el vino nos puede descubrir los grandes secretos que esconde. Y es que este sentido es incluso más sensible que el gusto, concretamente unas diez veces superior. Por eso, hay que prestarle especial importancia.
En primer lugar, oleremos la copa en reposo. Esto nos permite encontrar los aromas primarios, aquellos que proceden de la uva o el terreno. Tras agitar un poco la copa para que el vino entre en contacto con el oxígeno, olemos de nuevo y encontraremos nuevos aromas, los secundarios, que se producen durante el proceso de vinificación. Finalmente, agitamos la copa con más energía para encontrar los aromas terciarios, resultado de la evolución del vino en la botella.
Seguramente habrás observado que, en los vinos tintos jóvenes, como LAUS Tinto Joven, es habitual encontrar aromas a notas herbáceas y a frutos rojos, mientras que en los vinos más envejecidos se encuentran notas especiadas y de aromas a cuero. Es el caso de LAUS Reserva.
Tras observar y oler el vino, es el turno de las papilas gustativas
Llegados a este punto, sabemos que te apetece darle un buen trago a tu copa de vino, pero el primer paso debe ser más sutil. Bastará con un pequeño sorbo, que trataremos de mover por toda la boca, intentando así detectar los sabores básicos a través de la lengua: ácido, dulce, amargo y salado. Además, en la lengua podemos identificar otras cualidades del vino, como su astringencia, su temperatura o su textura.
Con estos sencillos pasos aprenderás a descubrir un vino en profundidad, lo que te permitirá conocerlo mejor y, además, ir desarrollando tu propio gusto por el vino. Te invitamos a venir a nuestras visitas guiadas con cata para aprender a descifrar los Aromas del Somontano.