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¿Cómo es el invierno en el Somontano?
Hoy descubrimos la importancia de la estación más fría del año, en la elaboración de vinos de calidad
Ubicado al pie de los Pirineos, el Somontano es un verdadero paraíso vitivinícola en el centro-este de la provincia de Huesca. Ya sabes que Somontano significa ‘al pie de la montaña’, haciendo referencia al área geográfica donde se asienta nuestra Denominación de Origen: nos encontramos entre el valle del Río Ebro, y los Pirineos. Esta ubicación se traduce en inviernos fríos, que forman parte de la personalidad de nuestros vinos y que les confieren un perfil único. Te contamos cómo es el invierno en el Somontano y su influencia en nuestros vinos.
Nuestra ubicación
El Somontano cuenta con más de 4.000 hectáreas de viñedo, repartidas por toda la Denominación, y en alturas de entre los 350 y los 700 metros sobre el nivel del mar. Así, nuestros viñedos de ‘prepirineo’ gozan de una posición geográfica única que se traduce en una calidad excepcional, gracias en parte al efecto del frío en los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero, principalmente.
Si has visitado LAUS, sabrás que nuestra bodega está ubicada a 5 minutos de Barbastro, en pleno corazón del Somontano, y se atreve a mirar de frente a las sierras de la Carrodilla y Guara, dos de las formaciones más significativas en la región, y al Monasterio de Nuestra Señora del Pueyo. Así, estamos rodeados de viñedos, en la parte más alta de la parcela y en un punto estratégico, y arropados por estas sierras del entorno y los Pirineos. Y es que desde el viñedo al pie de la bodega, es fácil avistar cada día picos como el Cotiella o el Turbón.
Las temperaturas
Durante la estación invernal, las temperaturas máximas en el Somontano rondan los 10ºC, mientras que las mínimas están en torno a los 3ºC. Sin embargo, en ciertas noches frías se pueden llegar a alcanzar los -3ºC, cuando se dan lugar las características heladas que envuelven el viñedo en escarcha. Además, el récord de temperatura mínima registrado son los -12ºC. En comparación, durante el verano, las temperaturas máximas pueden alcanzar más de 40ºC, con una amplitud térmica diaria significativa, y en general, la temperatura media de todo el año es de 11ºC. Esta elevada diferencia térmica entre el día y la noche, especialmente en verano, resulta fundamental para que la uva madura de forma progresiva y completa, traduciéndose después en vinos de alta calidad.
El frío del invierno, lejos de ser perjudicial para la vid, nos ayuda a mantener una excelente sanidad en la planta, evitando la propagación de enfermedades y propiciando la curación de las posibles heridas causadas por la poda de invierno. Además, el viñedo se encuentra en letargo invernal durante estos meses, y durante este tiempo la savia deja de correr por sus raíces, por lo que las bajas temperaturas no le afectan.
¿Las heladas son perjudiciales para el viñedo?
Las heladas forman parte del invierno como estación necesaria en el ciclo de la vid. Como hemos comentado, durante el invierno, la planta se encuentra en inactividad, descansando para afrontar la época más fría del año, por lo que, por muy bajas que sean las temperaturas, no afectarán a su estado sanitario. Sin embargo, con la llegada de la primavera comienza la floración, y es entonces cuando las heladas podrían ser enormemente perjudiciales, ya que pueden interrumpir un proceso muy importante, puesto que la planta ha abandonado el letargo para comenzar un nuevo ciclo.
El clima
El Somontano cuenta con un clima medio-continental con influencia mediterránea, caracterizado por tener inviernos fríos y con escasa humedad. Así, las bajas temperaturas facilitan la cicatrización de heridas en la vid, una vez esta se encuentra completamente agostada: es decir, cargada de reservas energéticas en forma de almidón. Estos factores también son importantes para la sanidad de la planta: evitan la propagación de enfermedades, y la falta de humedad asegura un crecimiento homogéneo del grano.
¿Sabías que las necesidades hídricas del viñedo varían durante el ciclo vegetativo? En invierno, la planta sólo necesitará un 2% de los recursos hídricos que consumirá a lo largo del año, mientras que, durante la brotación, necesitará un 10%. Así, las fases de cuajado y envero son aquellas en las que más agua necesita la planta para asegurar un correcto desarrollo de las bayas, llegando a un 44% cada una.
Además, el frío invernal es esencial en el desarrollo de la vid, ya que mantiene la planta en letargo, y evita brotaciones demasiado tempranas, que resultarían dañadas por las heladas primaverales.
Así, ya has visto que los inviernos en el Somontano son fríos, haciendo honor a su posición en el prepirineo. Si quieres descubrir nuestros vinos al pie del viñedo, consulta nuestra oferta enoturística y ven a visitarnos. Y si prefieres catar los Aromas del Somontano de una manera más tranquila, accede a nuestra tienda online y recibe tus favoritos en casa.