Tártaros del vino: descubre sus beneficios

Que el vino es una bebida ácida es comúnmente conocido. Además, la acidez es uno de los elementos más importantes en su elaboración ya que se encarga de mantener sus cualidades aromáticas y textura. Hoy te presentamos un tipo de ácido que llama la atención por sus cualidades: el ácido tartárico.

¿Qué son los ácidos tártaros?

Entre los distintos tipos de ácidos presentes en el vino se encuentra el ácido tartárico. Un acidificante y conservante natural que suele utilizarse como corrector de la acidez y como conservante.

Este tipo de ácido aparece mediante de una serie de fenómenos naturales que surgen como consecuencia de la reacción entre el alcohol y el frío, a partir de la que surgen los posos. Su aparición en las botellas está relacionada con una menor manipulación del vino en la bodega, lo que lo convierte en uno de los indicadores de calidad del vino.

Beneficios de los tártaros para la salud

El ácido tartárico ya poseía una gran importancia en el pasado, siendo utilizado por griegos y romanos como conservante natural debido a sus cualidades y a las múltiples ventajas que aporta a nuestra salud.

Mejora la digestión

Su composición lo convierte en el complemento perfecto para alentar al hígado a producir bilis, lo que favorece la eliminación de toxinas del cuerpo, evita el malestar estomacal y mejora las digestiones.

Estabiliza los niveles de pH

Al ser fácilmente metabolizable por el organismo, no crea acidez y mantiene en el organismo un pH equilibrado.

Rejuvenece la piel

Su carácter antioxidante le permite luchar contra los radicales libres y así disminuir las arrugas y manchas de la piel, aportándole a esta un aspecto saludable y radiante.

Mejora el estado anímico

Los átomos y moléculas contenidos en el ácido tartárico lo convierten en una sustancia ideal para proporcionar energía al cuerpo al entrar en el tracto digestivo. Además, ayuda a reducir la ansiedad y la depresión.

Favorece la salud bucal

Además de refrescar el aliento, las características bactericidas del ácido tartárico lo convierten en el aliado perfecto para aliviar el dolor dental, la gingivitis y curar pequeñas heridas de la boca.

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